Naturalidad y sorpresa sobre fondo camp

Texto para la exposición Atlas shrugges, de Juanli Carrión. White Box Projects, New York, 23 de noviembre – 8 de diciembre de 2009.

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Una característica importante a propósito del uso y análisis de las imágenes contemporáneas es situarse en el espacio de consciencia que supone saber si aquello que muestran es real, está manipulado, o es un completo artificio. La cuestión no es sencilla y, en último término, tampoco definitoria sobre nuestro posicionamiento, pero sin duda marca la lectura e interpretación que hagamos de las imágenes. Un ejemplo paradigmático fue la foto que dio la vuelta al mundo mostrando a Georges W. Bush con un pavo de plástico el Día de Acción de Gracias de 2003; una visita sorpresa a las tropas estadounidenses en Irak que escondía otra sorpresa. Como ha indicado Johan Swinnen, sin la aportación de lo que ha denominado “datos extra fotográficos”, es decir, aquellos que vienen a añadir información a las imágenes desde otros campos ajenos al visual, la fotografía “permanece en silencio absoluto”.

En el ámbito del arte contemporáneo se ha demostrado un creciente interés por la búsqueda, re-definición y plasmación de lo Real para cuestionar elementos tan dispares como la transformación del territorio, la cultura frente a la naturaleza, la cotidianeidad de los gestos pequeños convertidos en gran tema, o la identidad en definición perpetua como resultado de los cambios sociales, sexuales y políticos. En cualquier caso, parece responderse ante la necesidad de convertir en ficción elementos que en la realidad podrían adquirir, y de hecho en determinadas situaciones adquieren, el aspecto de pesadillas. Esta es la tesis que Slavoj Zizek expone en el artículo “Pasiones de lo Real, pasiones de la apariencia”, incluido en el libro Bienvenidos al desierto de lo real. La capacidad de convertir acontecimientos reales en sucesos ficcionados, es una solución psicoanalítica que ayuda a superarlos y es, a la postre, lo que distancia, por habitar el terreno de lo simbólico, a los humanos del resto de animales. Siguiendo con la argumentación, se puede considerar que la representación de la realidad que afronta el arte –o incluso la equiparación con el lobo de lo Real– es una solución casi terapéutica para entender, asimilar e intentar cambiar lo circundante.

La serie Atlas shrugges de Juanli Carrión incorpora dentro de una aparente serenidad formal una serie de elementos contrapuestos, incluso antagónicos, que le confieren una complejidad muy atractiva. La comisaria de esta muestra, Blanca de la Torre ya plantea con gran acierto uno de estos antagonismos cuando define la convivencia en estas obras de una cierta reminiscencia de la fotografía de los New Topographics con el kitsch. En este sentido, aquí se quiere profundizar un poco más para definir este tipo de misceláneas como una práctica puramente camp. En Notas sobre lo “camp” [Notes on “camp”, 1964], Susan Sontag enumera 58 situaciones, ejemplos, referencias culturales, notas en definitiva que vienen a definir la actitud desenfadada de lo camp frente a lo cultural pre-establecido que por lo general se toma y se mide con gran seriedad y etiqueta. (…)