Reiteración y perforación del tema

Texto para la publicación de la exposición Sweet Illness, de Moisés Mahiques. Sala Parpalló, Diputació de València, 21 de mayo – 6 de septiembre de 2009.

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Determinadas obras se presentan como una perforación del tema que llevan implícito. Por obra se refiere aquí a la realización continuada de objetos o acciones con pretensión y actitud estéticas y que se retroalimentan de su existencia y consumo en la industria cultural en que se ubican temporalmente, es decir, dentro de su contemporaneidad. Cuando se expresa que se presentan como una perforación del tema, intenta plantearse –aunque sea desde un punto de vista algo alejado– el debate sobre la funcionalidad o no del arte contemporáneo. Es decir, por qué se realiza, para quién se crea, qué cantidad de producción es necesaria para su retroalimentación, quién lo consume y quién puede finalmente adquirirlo, por más que este dato importe aquí sólo de forma relativa.

Este comienzo desea poner sobre la mesa una serie de asuntos todavía trascendentes para el arte actual, entendiendo que las grandes discusiones planteadas en otros momentos y con otras circunstancias en el entorno siguen estando plenamente vigentes, en cada nueva oportunidad que surge; sin desaparecer nunca del todo y volviéndose a mostrar no exactamente idénticas a como lo hicieron en su origen, sino como si asumieran en sus renovadas presencias las características anteriores al tiempo que nuestras miradas también actualizadas. Sigue resultando necesario plantear el arte contemporáneo, esa práctica cada vez más híbrida y contaminada por múltiples referencias cruzadas, como debate y cuestionamiento de la representación de la realidad. Incluso como acercamiento plausible a las experiencias reales y, por lo tanto, como constatación de la dificultad intrínseca que conlleva su realización.

Perforar el tema es un recurso constante del arte contemporáneo y tal vez por eso necesite una explicación mayor. Debido a la reiteración, acaecida bien como causa bien como consecuencia de la producción a la que se debe, el tema acaba siendo perforado, atravesado, convertido en mensaje ulterior. El efecto percutor en el tema se genera sobre él y por medio de su uso, siendo medio y fin a un tiempo; también acontece en la posibilidad de que cada nueva utilización incida un poco más sobre su superficie, alterándolo y modificándolo ligeramente. Puede ocurrir que el uso continuado del tema derive en un abuso de sí, en una constatación de que la principal profundización sobre él venga supeditada por la demanda de lo externo, de la industria cultural a la que no puede ignorar, del mercado del que en cierta forma depende. Y, en definitiva, mantenga vivo el debate sobre la función de su existencia, la necesidad de su presencia y su perdurabilidad.